viernes, 9 de agosto de 2013

Una mala experiencia en una URI.

Hoy por la mañana me llamó un gran amigo y me pidió que asesorara y representara penalmente a su hija, propietaria de un establecimiento de comercio, que fue aprehendida ayer, sobre las 7:15 pm, por tener en su local botellas de licor, en concepto del funcionario de la Licorera de Cundinamarca, adulterado.
Yo llegué a esa sede judicial sobre las 9:00 am, averigüe el número del proceso y la Fiscalía y me dirigí a ese despacho para conversar con el Fiscal.
Me dijo que estaba a la espera de un informe sobre la legalidad o adulteración del licor.
Entré puntualmente cada hora a indagar y la respuesta fue siempre la misma: el informe no ha llegado, hay que esperar.
Así durante toda la mañana y toda la tarde, mientras la capturada, que ya había aguantado toda la noche frío, incomodidad, hambre, escándalo y malestar, seguía desesperada esperando que la espera concluyera.
Llegó el cambio de turno de fiscal, a las 6:00 pm, y el que recibió fue igual de contundente, aunque más descortés e indolente: hay que esperar y punto.
Desde que ella está en esas frías sillas, sin poder dormir por miedo, me cuenta que vió llevar detenidos a muchos delincuentes que contaban sus ilícitas aventuras y los vió salir libres para sus casas, o a continuar delinquiendo.
Y ella, una ciudadana de bien, con todas las facturas de compra del licor que comercializa, debe esperar a que llegue un informe que, hasta este momento, no se sabe quién lo está elaborando, si es que ello está ocurriendo.
Lo que describo es la inoperancia de la Fiscalía, que se traduce en injusticia y descontento.
Es real y lastimosamente triste!!!
Mañana relataré el resultado.
Para ustedes, Feliz Noche!!